lunes, octubre 29, 2007

Mojito en La Latina

La Latina los domingos está atestada de gente. Como todo el mundo viste con muchos colorines, rayas, rastas, piercings y tatoos de la última moda otoño/invierno, sirve de escaparte modernillo chupipandi.
Entre la algarabía encuentro a mi amiga que, por primera vez en quince años, llega puntual a una cita. Escogemos la “Angosta Taberna”, por tranquila y porque es mi preferida. - “No se puede estar triste hoy”, le digo, “a finales de octubre y, pinpan pinpan, estamos en una terraza tomando mojitos”. Ella está tristona y bebe café con leche fría. – “Ponte una minifalda y suéltate el pelo, morena”. Ella se ríe pero no sonríe, vaya, vaya...
Vuelvo en metro pensando en mi amiga. Veo una horquilla tirada en el suelo que alguien ha debido perder. Hay gente que se rasca mucho la cabeza y, claro, va perdiendo las horquillas. Llego a casa. Vaya, vaya...

domingo, octubre 28, 2007

Hijos noruegos

Leire está cada día más bonita, con su pelo nuevo rubito, sus ojos azules y su piel tan suave y blanquita. Todo normal si no fuese porque yo respondo al tipo “morenus tipical hispanitas”. Además, con sólo nueve meses, es casi la mitad de ¿alta? que yo. Vale que se puede parecer a su padre, a la mía o vete tú a saber qué rollo genético, pero he pataleado pataleado porque no se parece nada, nada a mí.
Hace dos semanas fuimos en avión a Fuerteventura y, en el aeropuerto, la señora de facturación me puso pegas:
- ¿Y cómo se yo que ese bebé es suyo?;
- Por el libro de familia;
- Es que no me vale porque no lleva foto.
Al ver al padre, que iba detrás, la señora dejó de hacer preguntas y nos dejó pasar a los tres.
En Fuerteventura, el hotel estaba lleno de abuelotes nórdicos que le hacían monerías a Leire y ésta, que al ver gente con el pelo blanco se pone de un simpático subido, les obsequiaba con su mejor ta-ta-tá. Entonces los señores rositas me hablaban en nórdico e incluso alguno me preguntó la nacionalidad del bebé. Estuve a punto de contestarle: “de Noruega, ¿no se nota?”. Y es que, en ese momento, me sentí como el cuento de Mihura ese que va de un matrimonio decente de Albacete que tiene 8 hijos y todos les salen noruegos.
Empecé a pensar en todos los niños de colores y en sus mamás a las que tanto amor y tantos papeles les ha costado tener niños de colores y me imaginaba a Leire jugando y riendo con los niños y en la suerte que va a tener de poder hacerlo. Llegados a este punto me siento muy feliz de tener una niña noruega aunque yo sólo podré enseñarle a hablar español.

viernes, octubre 19, 2007

Churritos de bombón

En plena hora punta, con la glorieta de Atocha atravesada por coches en todos sus puntos vitales, veo la fila de gente esperando al autobús, con las manos en los bolsillos,los hombros a la altura de las orejas, más delgados de lo que son. Casi no hablan y el que no fuma de verdad, fuma de amanecer con los ojos perdidos en un sueño pasado que no recordará más . La fila se encorva hacia un puesto que anuncia: “Churritos de bombón” que aunque apesta, calienta y eso se agradece. El dependiente silba a una chica rubia de ayer, de pantalones prietos con dos coronas bordadas en el culo, jersey de leopardo y zapatos de aguja dorados. Ella, indiferente, le cuenta a una compañera sus problemas con el turno, que no le pagan las extras y que ése se va a enterar cuando le pille y suelta un “coooñiio que frío” que me hace temblar y la sonrío por guapa mañanera y ella, que lo sabe, mueve con brío el paso y se pone rápido a la cola del bus para que nadie se le cuele. Menuda es.

domingo, octubre 07, 2007

Mundo Pequeñito

Leire ha desarrollado verdadera destreza con sus dedos índices. Va con su manita de ocho meses buscándolo todo y me recuerda a mi madre limpiando lentejas cuando yo era pequeña.
Su dedo es su primer contacto con ese mundo tan desconocido para ella. Primero toca, luego viene lo demás. Gracias a su dedo descubre el “Mundo Pequeñito”.
El Mundo Pequeñito de Leire debe ser alucinante a juzgar por las caras que pone. De entre todo el suelo del salón descubre un minúsculo botón transparente que coge entre sus dedos triunfantes. Lo siguiente es intentar llevarse todo a la boca y lo último es la prohibición de los adultos. Pero ella no se desanima y sigue busca que te busca en su Mundo Pequeñito. Arranca césped con sus pincitas con uñas y descubre un trocito de hoja o incluso una hoja entera que suena si se la estruja. Descubre la gotita de puré derramada en la mesa y la convierte en un cuadro abstracto tridimensional. En su Mundo Pequeñito cualquier fisura en una costura puede convertirse en gran grieta y estoy segura de que si la condenásemos a cadena perpetua, cavaría un túnel a través de Mundo Pequeñito sólo con el dedo índice.
Con sus 6 dientes ríe con gruñiditos si gana una batalla importante como arrojar lo más lejos posible sus zapatos del 17 que se ha quitado con su dedito capaz de deshacer cualquier nudo marinero.
Me parece tan curiosa la percepción de tatagaga de Leire que su Mundo Pequeñito se vuelve grandísimo para mí que vivo en otro Mundo Pequeñito aunque mucho más feo.