martes, junio 24, 2008

Incidente en el aparcamiento de la Estación de Cercanías

El jueves volvía de un viaje de trabajo de un par de días a eso de las 22:30. Había dejado el coche en el aparcamiento de la estación de Cercanías y cuando lo arranqué noté que no tenía fuerza y que se movía con menos ganas que un caracol a 40 grados. Con gran esfuerzo enfilé la cuesta arriba que lleva a la salida del aparcamiento pero se me quedó parado en mitad de la cuesta.
Un señor de unos 65 años que subía andando me espetó: “mete primera”. Le miré y le dije: “caballero, por supuesto que voy en primera”. Y el tío siguió: mete primera, ¿sabes lo que es la primera?, si no saben conducir no se porqué les dejan llevar coches”. Yo seguía acelerando para intentar salvar la cuesta con un cabreo de narices. Lo único que alcancé a decir fue: “me parece indignante que tenga que soportar este tipo de comentarios”. Mientras, el tío se alejaba sin callarse: “dudo mucho que sea un problema del coche”.
Dejé caer el coche y conseguí aparcarlo otra vez. Allí se quedó hasta el lunes. Una grúa tuvo que ir a recogerlo para llevarlo al taller. El del taller no se aclara si es el embrague, el catalizador o el condensador de fluzo. Sé que la avería me va a costar una pasta, pero lo que más me indigna del incidente fueron las frases del cretino de la estación. A veces me gustaría tener ese pronto que tienen muchos y que les permite soltar tres improperios y quedarse tan a gusto, pero no me sale.

martes, junio 17, 2008

Las abuelas de mi barrio

Las abuelas de mi barrio tienen menos arrugas que yo.
Hacen toda la compra en El Corte Inglés a golpe de: “pedido” y suelen pagar al contado con billetes de 500 que sólo había visto en el despacho del notario.
Brillan de día por los oros y por las noches por el aura que desprenden las prótesis.
Cuando Leire las ve, las señala con el dedo gritando: “¿keka?”.
En las últimas elecciones iban a votar un poco cabizbajas al rojo de Rajoy.
Los domingos salen de la parroquia de Nuestra Señora de los Mercedes luciendo las uñas largas en las manos y en los pies.
Llevan perros de marca a juego con los bolsos.
No sabría distinguir a una de ellas en una rueda de reconocimiento.
Como diría Sabina, son como una palmera en el museo de cera.